El calor escondido tras las sábanas permanecía intacto
Sudor frío corría por el vidrio tiritón
Mire la oscuridad de la pantalla y el reflejo desfigurado
Pensé en volver a tirarme hacia el mar de frazadas
Mi vapor me hacía ver como un tren en Siberia
Y eleve mis brazos, hasta lo más alto que podía mi alma
Entonces me dije: Es mi instante. Un nuevo instante
Entonces salté de la cama como un canguro en celo
Y corrí a la ducha pensando: Es tu instante, tu momento
Me afeite, me miré al espejo, me quise y me peine
Orine como si fuera un perro frente a un árbol, libre, sin miedos
Y me dije: Es tu instante, tu momento de existir...
Por Jorge Gómez Arismendi
1 comentario:
No veo la tristeza en el poema. Veo una vitalidad enorme y contundente de la realidad y por otro lado, un arrojo contundente para enfrentar esa realidad.
saludos
Publicar un comentario