jueves, 8 de octubre de 2009

Libertad

Y el hombre solitario, luego de caminar por horas, en medio del bosque se encontró.
La nieve ya no dejaba ver el entorno oscuro del bosque.
Y sintió miedo, se sintió solo. Se había alejado demasiado.

Los lobos andaban cerca, merodeando con pisadas silenciosas.
Lo sabía, pero estaba solo, indefenso frente a la naturaleza irrefutable.
¿Más libre o menos libre? No lo sabía, sólo temía.

Entonces, se encontró con unos lobos, frente a frente.
Lo rodearon, como una jauría hambrienta.
Y le dijeron: Vuelve a ser libre.

Entonces, él respondió: ¿Soy libre?
Y entonces los hombres le dijeron: eso no importa, nosotros lo sabemos.
Y le cogieron con fuerza y le amarraron las manos y se lo llevaron.

Llegaron un castillo hecho de cráneos.
En un gran salón, un hombre gordo y grasiento por tanto cerdo, los recibió.
Al verlos les dijo a los captores: encerradlo en una celda, pues no sabe el peligro que hay allá afuera con los lobos hambrientos. Nuestro deber es protegerlo.

Afuera, en medio de la ventisca, unos perros salvajes corrían en medio de los bosques.
Al llegar a un riachuelo, se encontraron con dos recién nacidos hambrientos.
La hembra se acercó y los comenzó a amamantar...Ninguno intentó comérselos.